Un agente inmobiliario debe tener presente en todo momento qué podría salir mal, esto puede ayudarte estar preparado para lo peor, y asegurarte de que todo salga bien
Seguramente nadie te dijo antes de ser agente inmobiliario o asesor de bienes raíces, o al iniciar un negocio, que las cosas irían mal. Quizá tenías algo de miedo al fracaso al inicio, pero no un entendimiento de todas las cosas que pueden ir, e irán mal.
Amigos, familia y clientes no siempre entienden esta pregunta: ¿Qué podría ir mal? La respuesta es algo que debe saber un agente inmobiliario en todo momento, para tomar mejores decisiones. Una vez que ves el mundo a través del cristal de esa pregunta, te das cuenta que la respuesta no es siempre la misma y puede llegar a ser impredecible.
Prepárate para lo que puede salir mal para que las cosas salgan bien
Con cada propiedad y cada cliente, pregúntate siempre cuáles son los riesgos ¿qué falta? ¿qué podría ir mal? Trabajar con compradores siempre es riesgoso. ¿Harán una oferta cuando encuentren la casa correcta? ¿Será aceptada esa oferta? ¿El avalúo apoyará ese precio? Las cosas pueden salir mal.
Una vez que compren la casa, ¿van a culparte para siempre por arruinar sus vidas? ¿O te adorarán y recomendarán con sus amigos y familias? Pueden suceder ambas cosas. Siempre debes preguntarte qué podría ir mal porque seguramente quieres que todo vaya a la perfección. No quieres trabajar con compradores que te hagan visitar 50 casas, y al final decidan que no quieren comprar, aunque al mismo tiempo levantarte de la cama todos los días implica ese riesgo.
Entiende cómo las cosas pueden salir mal
Tomar riesgos todos los días es parte de trabajar. En teoría, las recompensas son de aquellos dispuestos a arriesgarse por ellas. Pero es perfectamente entendible por qué hay tanta gente con trabajos de 9 a 5, con seguro médico, y por qué están dispuestos a dar su tiempo y libertad por ambas, y por qué se emocionan por los fines de semana y se quejan de sus jefes.
Los asesores inmobiliarios a veces desinforman. Algunos cuentan historias increíbles de sus clientes, para después sólo admitir que lo hicieron porque tenían que “proteger a sus clientes”. Proteger a tus clientes parece ser una causa común para manejarte con poca ética.
Algunas veces, los clientes están completamente locos o son incapaces de ser dueños de una casa, o de tener una relación profesional apropiada con un agente inmobiliario profesional. Rara vez se discute esa parte de trabajar con nuestros clientes, pero sucede, y es nuestro trabajo evitar a estas personas a cualquier costo. Ninguna comisión vale el estrés y la litigación que pueden llegar a exigir. Esta clase de clientes sólo atraviesan problemas en cada paso y aspecto de la compra y venta de una casa, desde el crédito a la mudanza.
Acepta y aprende cuando las cosas salen mal
Si eres nuevo en la compra y venta de bienes raíces, necesitas saber que las cosas irán mal, y probablemente no es personal, ni tu culpa. Es importante que seas abierto y comunicativo con cualquier involucrado que pueda salir afectado, que seas honesto y bueno escuchando.
Tener un mal día, o ser amenazado con acciones legales de vez en cuando no es una razón para dejar de ser agente inmobiliario. Querer dejarlo es normal, pero no es lo mismo que abandonar el trabajo realmente. No lo dejes, desarrolla un plan y gestiona una salida exitosa al problema.
Sí, todos pasamos por días en los que quisiéramos dejar de ser agente inmobiliario, pero no puedes darle a un cliente loco, prestamista incompetente u otro agente inmobiliario, ese poder sobre ti.
Cuando el estrés aumenta demasiado, está bien tomar distancia un momento. Tómate unas horas libres para hacer cosas que no sean de trabajo. Aunque probablemente no sea posible vivir una vida completamente libre de estrés, y quién sabe si sea algo deseable.
Con los años, desarrollarás resistencia y lo que te molestaba en un principio, ya ni siquiera lo notarás. Te volverás tan bueno en dejar ir las cosas que habrás olvidado mucho de lo que salió mal en un inicio.
Aprende a planear para el futuro, pero no pases demasiado tiempo pensando en cosas que podrían pasar – especialmente si no tienes ningún control sobre ellas. Las cosas van a salir mal, sin importar cuánto planees.